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Jueves, 28 de marzo
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La Pax romana

Con la rehabilitación de los hijos de Pompeius y la muerte de Caius J. Caesar se terminaron los conflictos civiles entre romanos que durante muchos años habían inquietado a los hispanos, a los de Hispalis e incluso a los de la pequeña Abgena. Ahora Octaviano, sobrino de Caesar, asumía las funciones del imperio después de acabar con la resistencia de astures y los cántabros. Emérita Augusta fue fundada para albergar a los legionarios licenciados del ejército. Reorganizó el territorio de Hispania, dividiéndola en Citerior, Lusitánica y Baética. Esta última, a la que pertenecíamos nosotros, era una provincia senatorial. Esto significaba que la Baética, como provincia pacificada, no disponía de tropas, lo que era un alivio, ya que las tropas acantonadas no tendrían que comer a nuestra costa, pero también -y todo hay que decirlo- en caso de invasión de las inquietas tribus de los mauri no quedaríamos indefensos y tendríamos que solicitar el auxilio de otras provincias del imperio.

Pero -acentuaba Vetusius- la Baética se había civilizado y ha pasado de territorio en guerra a zona pacificada. Yo le respondía al liberto de los Ulpius que ahora teníamos que pagar impuestos y teníamos que, para defendernos de invasiones extranjeras, organizar una milicia local para hacer frente a los imprevistos. Nosotros, los de Abgena, pertenecíamos al conventus de Hispalis, éramos un vicus. Itálica e Hispalis eran coloniae civium romanorum. Pero en cuestión de defensa estábamos igual de desprotegidos.

La época que hemos conocido en los finales del siglo I DC ya no se parece en nada a la que nos contaban nuestros lejanos antepasados de las tribus turdetanas. La influencia persistente de la cultura romana en las cosas más pequeñas había acabado con las tradiciones. Ya nadie sabía el ibero y la gente había aprendido latín a marchas forzadas; los jóvenes se habían incorporado a las legiones romanas y la compra y venta diaria nos había metido a todos en el saco de la forma de vida romana. Hispalis e Itálica, las ciudades más próxima a nosotros, crecían y organizaban sus territorios de acuerdo con el modelo de Roma, la gran señora y modelo a imitar de todo este mundo conquistado por sus legiones. El otero de las cercanías de Hispalis se ha convertido en una zona de asentamiento preferente de villae y de alquerías, habitado y explotado por hacendados romanos de Hispalis y de Itálica. Alrededor de estas haciendas han ido creciendo poblaciones pequeñas de mercenari, hombres libres dedicados temporalmente a las faenas agrícolas. Alixar, Turculina, Locus Solis, Espartina, Bormujus, Valentina son las más próximas a nosotros, pero siguiendo el río grande nos topamos con Ilipa, Naeva, Oducia, Canama, Axati. Todos estos lugares han experimentado las mismas transformaciones que nosotros en Abgena.

Vetusius el de Itálica me había pasado aviso para que trajera a casa de su amo una carga de aceite, frutas del tiempo, miel y algunas tinajas de vino. Mis hijos me ayudaron en aquella tarea y cargamos el carretón con el pedido y nos encaminamos a Itálica. La colonia romana siempre nos pareció espléndida. No había perdido ese aura de ciudad provinciana y aristocrática, ordenada y cómoda, como correspondía a un asentamiento de militares, donde convivían algunas familias senatoriales como la de los Celius, Acilius, Ulpius y Aelius. Estas dos últimas familias dieron dos emperadores a Roma que han sido la gloria de nuestro tiempo.

Descargamos las tinajas de aceite, las de vino y la fruta que nos había pedido el liberto Vetusius. Por su condición de administrador en la casa de los Ulpius conocía pelos y señales de las familias senatoriales, las de los caballeros y cargos municipales de la colonia. Me contó que algunas de estas familias eran muy importantes entre los grupos que dominaban el senado de Roma. Vetusius estaba al tanto de la trayectoria política de su amo Trahianus el viejo; me contó que éste se había convertido en un hombre importante en los círculos romanos debido a los fuertes lazos de amistad que había mantenido con el difunto emperador Vespasianus. Me contó que a su amo le había valido mucho en su carrera las victorias obtenidas en Judea y en Siria; debido a ello el emperador Vespasianus le había recompensado con destacados cargo en Hispania y en Siria. Esta influencia entre la poderosa aristocracia senatorial le había permitido colocar en el senado romano a su hijo Marcus, al padre de Hadrianus y al propio Hadrianus, todos ellos vinculados con la colonia de Itálica. Lo demás corrió de cuenta de las relaciones matrimoniales y de amistad que ligaban a estas familias de Itálica con otras del sur de la Gallia.

El asesinato del emperador Domitianus, a quien sucedió el viejo Nerva, -contaba con enorme emoción Vetusius, quien había llegado al punto culminante de su admiración por el estilo de vida romano- ha colocado a Marcus Ulpius Trahianus, el hijo del viejo Ulpius de Itálica mi señor, en el camino de la máxima magistratura del imperio. En enero del año de 98 DC un hijo de Itálica, casi vecino de Abgena diría yo, fue propuesto por el viejo Nerva como emperador de Roma. Su carrera ha sido meteórica, pero él, con un alto poder militar por ser general de las legiones de Germania, no se dio prisa en aparecer por la Urbe y, cuando lo hizo, entró paseando de la mano de un grupo de amigos, entre los cuales estaba Arrius Antoninus, Vibius Sabinus, Annius Vero y, sobre todo, Licinius Sura, mano derecha del nuevo emperador durante todo su reinado. Todos estos nobles están vinculados con nuestra provincia Bética. Yo creo que la modestia del nuevo emperador, la buena administración que está imponiendo y el esplendor que está consiguiendo el imperio son las grandes bazas del hijo del viejo Ulpius.

Unos años más tarde supimos que las victorias militares del emperador en Germania fueron el trampolín para trasladar sus legiones a la Dacia, dominar a los Parthos e integrar el reino de los Nabateos. Inmensos botines de guerra permitieron la construcción del forum trahianum en Roma, lugar donde se colocó una gran columna conmemorativa de sus hazañas y de su largueza con los más necesitados de la plebe. El emperador Marcus Ulpius también se acordaría de su patria chica donando a la colonia unas termas y mandó terminar el anfiteatro de su ciudad natal; aunque su mayor empeño fue dotar a Hispania de una buena red de carreteras y de puentes.

Felicitamos efusivamente a los padres de Marcus Ulpius Trahianus, casi siempre ausentes en Roma, y le rogamos que el cargamento de aceite, vino y frutas lo consideraran un obsequio de la Villa de Abgena y de su dueño Nautius. En el camino de vuelta nos acompañó Vetusius y en un gesto de sinceridad nos confesó que, aunque se sentía muy a gusto como liberto en la casa de los Ulpius, tenía que reconocer que la situación social de los libertos -la suya mejor dicho- no era mala, pero echaba de menos la libertad, si bien para consolarse argumentaba que la vida de los esclavos era mucho peor. Sin lugar a duda, pensé yo. "La libertad de un hombre" decía el bueno de Vetusius- no debe estar sujeta a los caprichos y vaivenes de fortuna de otro hombre.

Mi padre fue prisionero de guerra y, según costumbre inveterada, fue vendido y entregado a la familia de los Ulpius. Yo nací liberto y me he educado en la forma de vida romana. No conozco otra y no tengo puntos de referencias para ser crítico con los romanos y sus cosas porque yo soy romano; durante toda mi vida he aprendido a ser sumiso y fiel a la familia del que ahora es el emperador de Roma. El triunfo de los Ulpius es mi triunfo y me llena de emoción que el joven Trahianus haya llegado tan alto a sus 45 años de edad.

En Valentina Vetusius se desvió para hacer otras gestiones e inspeccionar explotaciones de la familia de Trahianus. Nuestro viejo carretón llegó algo agotado a la hacienda de Abgena. Todavía nos quedaba en los siguientes meses una larga tarea en los trabajos de la vendimia, el pisado de la uva, arar las tierras para orearlas y dejarlas abiertas para cuando llegaran las lluvias de otoño, cuidar del ganado, preparar la sementera, ocuparnos en el tiempo de las castañas asadas de la cogida de la aceituna y de la molienda y, finalmente, de talar los olivos en las frías mañanas de enero. Comuniqué a Nautius el regalo que había hecho en su nombre a la familia de los Ulpius por el nombramiento del joven Marcus como emperador de Roma. Nautius, que ya estaba al corriente de la noticia, quedó muy complacido sabiendo, como buen conocedor de la situación, que un regalo a tiempo abren puertas y que las influencias a cualquier nivel son imprescindibles en esta vida.

En el año 117 DC murió el emperador Marcus Ulpius Trahianus y todos lamentamos su pérdida. Sus cenizas fueron depositadas en la base de la columna del foro romano, una historia en piedra de sus hazañas en la Dacia. Nos habíamos quedado sin padrino, aunque no del todo. El sucesor fue su sobrino-nieto P. Aelius Hadrianus, quien había sido un buen colaborador en sus campañas militares y en las tareas de administración. A falta de hijos, el emperador lo había adoptado como sucesor; todo volvía a casa, como debe ser. Hadrianus, cuya familia conocíamos muy bien por ser proveedores de aceite, vino, frutas, hortalizas, miel a lo largo de todo el año, pertenecía al orden senatorial y, gracias a la influencia de Trahianus, formaba parte de un grupo de gran influencia en la política romana. "Hadrianus -me había informado oportunamente Nautius- está casado con una sobrina segunda del difunto emperador Trahianus. Debes comprobar si la familia de los Aelius está en Itálica, ya que por lo general estos senatoriales residen en Roma y no vienen mucho por estas tierras. Envíales un buen regalo de los productos de la hacienda Abgena en mi nombre. Hay que estar bien con el poder, sobre todo si cae muy cerca, como es el caso de Hadrianus"

Mis hijos y mi nieto Pompeianus cumplirían el encargo de obsequiar a la familia del nuevo emperador. Mandé al viejo carretón cargado de lo mejor de la hacienda a la familia de los Aelius de Itálica por el nombramiento como emperador de Roma del joven Hadrianus, a quien vagamente recordaba como un chico endeble y algo estrafalario dedicado compulsivamente a leer literatura griega. El pequeño griego, que vio por primera vez la luz en la colonia de Itálica, regresó a la ciudad a los 18 años y ya no volvimos a verle el pelo, embebido como estaba en los libros griegos. Me alegré, por muchas razones, de que el joven Aelius hubiera llegado tan alto, gracias sin duda al empujón de su tío-abuelo, sin que desmerecieran sus cualidades. A sus 41 años había alcanzado la fortuna y el imperio de Trahianus, quien, a falta de hijo una vez más, le había nombrado heredero universal.

Fue Hadrianus el que se encargó de elevar a los altares a su tío-abuelo otorgándole la categoría de divino. Tenía pensado llevar a cabo un proyecto de edificar en Itálica en un auténtico santuario dedicado a la veneración de su tío abuelo. Con este propósito remodeló la vieja colonia en una nova urbs con amplias calles porticadas, cloacas amplias, agua corriente, espaciosas casas señoriales para el recreo de los ricos, adornadas de mosaicos, de mármoles, ricos capiteles y columnas. Las construcciones de Hadrianus dejaban bien a las claras que la colonia se ufanaba de tener una potencia económica que le venía de ser el puerto de salida de una gran riqueza agrícola y metalúrgica. Su puerto a orillas del gran río así lo evidenciaba.

Hadrianus había enterrado mucho dinero en Itálica, si bien la mayoría de las obras de la nova urbs de Itálica se habían hecho con la aportación generosa de sus adinerados habitantes. La ciudad pidió el cambio legal de municipium a colonia, lo que no dejó de sorprender al propio Hadrianus, ya que, desde su punto de vista, la situación jurídica de municipio permitía más libertad administrativa que la de colonia. Itálica, en el pimpollo de su gloria, vio construir su teatro y convertirse en una ciudad de emperadores. La administración romana y los particulares han gastado una inmensa fortuna en la edificación de una nova urbs, pero esta es una forma de consolidarse como ciudad importante en el conjunto del imperio romano, ya que los ciudadanos exigen a sus gobernantes, ahora y siempre, una largueza que permitan a su ciudad destacar frente a todas las demás. Toda Itálica es un homenaje al difunto emperador Trahianus con quien el nuevo emperador Hadrianus desea mostrar al pueblo los lazos familiares y inhalar parte de la fama política del emperador Trahianus.

Le recuerdo con nostalgia el relato que mi nieto Pompeianus me hacia de los espectáculos de gladiadores en la arena del anfiteatro de Itálica y las veces que gozó de las comedias de Plauto y de lo bien que se lo pasaba en las carreras de carros. El trabajo nos ataba demasiado a la hacienda de Abgena y nunca tuvimos tiempo de divertirnos; en la vejez, a falta de pan, nos deleitábamos con el relato de los jóvenes.

 


  • Octaviano: Caius Julius Caesar Octavianus Augustus (63 AC.- 14 DC.), más conocido como Octavio Augusto. Era sobrino de Caesar y su heredero.
  • Emérita Augusta: Colonia Emérita Augusta, la actual Mérida.
  • Provincia senatorial: Territorio cuya administración dependía del Senado Romano.
  • Tropas acantonadas:Después de las guerras contra los astures y los cántabros Hispania empezó a desmilitarizarse. Las legiones acantonadas en Hispania fueron trasvasadas al área de Germania [Alemania]. En el año 18 AC. la legión V Alauda y la VIII Hispana marcharon a las fronteras germanas; más adelante salieron de Hispania la legión II Augusta y la IV Macedónica, la X Gémina, la legión I Adiutrix. A finales del siglo I DC solamente estaba en Hispania la legión VII Gémina, que tenía su campamento en León.
  • Mauri: Moros. En tiempo del emperador Marco Aurelio tribus moras en 172-176 DC invadieron la Baética que estaba totalmente desprotegida por la salida de los efectivos militares a los frentes de Germania. La provincia pasó a depender temporalmente del emperador, y no de la administración del Senado tal como había sido hasta ahora.
  • Conventus: Circunscripción. Una extensión territorial equivalente a una provincia actual.
  • Vicus: Aldea, población pequeña.
  • Coloniae civium romanorum: Colonias de ciudadanos romanos, lo que implicaba beneficios muy notables.
  • Otero: Meseta, el Aljarafe.
  • Mercenari: Jornaleros, que trabajan temporalmente en el campo y se les paga por tarea realizada.
  • Pueblos: Por orden, Castilleja de la Cuesta, Espartinas, Valencina de la Concepción.
  • Más pueblos: También por orden, Alcalá del Río, Cantillana, Tocina, Alcolea, Lora del Río.
  • Aristocracia romana: Se componía de tres escalones; el de los senatoriales, colocados en lo más alto del escalafón social; el de los équites o caballeros y el de los decurionales o cargos municipales.
  • Marcus Ulpius Trahianus (hijo): Estaba casado con Plotina, natural de la ciudad francesa de Nimes
  • Dacia: Provincia romana conquistada por Trajano entre 101-107. El antiguo reino de los Nabatheos coincide en parte con la actual Siria, la región de los Parthos ocuparía la zona de Irak.
  • Plebe: Conjunto de personas libres, aunque la mayoría paradas. En muchas ocasiones ocasionaron revueltas sociales exigiendo ayudas y subvenciones por el hecho de ser ciudadanos romanos. Había que contentarla con ayudas monetarias, en pan y distrayéndola con fiestas.
  • Nova Urbs: Itálica tiene una parte vieja, posiblemente bajo el actual Santiponce y una parte nueva (Nova Urbs) que lleva tiempo excavándose.
  • Colonia: Colonia Aelia Itálica Augusta.

 


Bibliografía y documentación
  • Manga, J. : Hispania romana. En Historia de España, dirigida por Tuñón de Lara
  • Blanco Freijeiro, A : Historia de Sevilla. La ciudad antigua. 1984
  • Blázquez y otros : Historia de España Antigua. Tomo I y II. 1978
  • Alfonso X: Primera crónica general e España. Tomo I, 1978
  • Sayas Abengochea, J : Romanismo y germanismo. En Historia de España dirigida por Tuñón de Lara
  • Roldán, J. M. : Historia de Roma. La república romana. 1981
  • Mircea Eliade : Historia de las creencias y de las ideas religiosas. Tomo II: de Buda al triunfo del cristianismo. 1978
  • García Bellido, A : La España del siglo primero de nuestra era. Textos de P.Mela y C. Plinio
  • García Bellido, A.: España y los españoles hace dos mil años. Textos de la geografía de Strabon
  • Varios : Textos y documentos de historia antigua, media y moderna de España. En Historia de España, dirigida por Tuñón de Lara. 1984
  • Balil, M : Nueva historia de España en sus textos. La edad antigua. 1976
  • Vigil, M : Historia de España alfaguara. Edad antigua. 1978
  • Rostovzeff, M : Historia social y económica del imperio romano. Tomos I y II. 1972
  • RTVE documentales: Memorias de España. Cartago y Roma. 2004
  • RTVE documentales: Memorias de España. Hispania producto de Roma. 2004
  • RTVE documentales: Memorias de España. Hispania en el bajo imperio. 2004

 

 

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